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Fragmento de «El código Da Vinci»

Una vez nos hemos iniciado en esto de la «lectura de imágenes» vamos a ver este fragmento de el libro de Dan Brown «El código Da Vinci»

En esta parte del libro los protagonistas visitan el estudio de un erudito de la obra de Leonardo que tiene una lectura diferente de la famosa obra «La última cena»

«El « estudio» de Teabing no se parecía a ningún otro que Sophie hubiera visto.
Seis o siete veces mayor que cualquier lujoso despacho profesional, el cabinet de travail de aquel caballero parecía un híbrido entre el laboratorio de un científico, la zona de archivos de una biblioteca y un mercadillo cerrado. Iluminado por tres lámparas de araña, el vasto suelo embaldosado estaba salpicado aquí y allá de mesas de trabajo ocultas tras montañas de libros, objetos artísticos, artefactos y una sorprendente variedad de aparatos electrónicos: ordenadores, proyectores, microscopios, fotocopiadoras y escáneres.
—Esto antes era el salón de baile —dijo Teabing con cara de pena mientras
entraba en aquella estancia—. No tengo muchas ocasiones de bailar.
Sophie sentía que toda aquella noche se había convertido en una especie de
dimensión desconocida en la que nada era lo que esperaba que fuera.
—¿Y todo esto es para su trabajo?
—La búsqueda de la verdad se ha convertido en el amor de mi vida —dijo
Teabing—. Y el Sangreal en mi amante favorita.
« El Santo Grial es una mujer» , pensó Sophie con un mosaico de ideas
mezcladas en la mente que parecían no tener sentido.
—Y dice que tiene un retrato de la mujer que, según asegura, es en realidad
el Santo Grial.
—Sí, pero no es que lo asegure yo. Cristo en persona lo afirmó.
—¿En cuál de los cuadros está? —preguntó Sophie recorriendo las paredes
con la mirada.
—Mmm… —Sir Leigh hizo como que no se acordaba—. El Santo Grial. El
Sangreal, el Cáliz. —Se volvió bruscamente y apuntó a la pared del fondo. Sobre
él colgaba una reproducción de dos metros de La última cena, la misma imagen
que acababa de ver en el salón—. Ahí está.
Sophie estaba segura de que se había perdido algo.
—Pero si es la misma obra que acaba de enseñarme. Teabing le guiñó un ojo.
—Ya lo sé, pero la ampliación es mucho más interesante, ¿no cree?
Sophie se volvió para mirar a Langdon.
—Me he perdido.
Langdon sonrió.
—Resulta que sí, que después de todo el Santo Grial sí aparece en La última
cena. Leonardo le reservó un espacio prominente.
—Un momento —interrumpió Sophie—. Me acabáis de decir que el Santo
Grial es una mujer. Y en La última cena aparecen trece hombres.
—¿Seguro? —dijo Teabing arqueando las cejas—. Fíjese bien.
Titubeante, Sophie se acercó más a la pintura y miró con detalle las trece
figuras, Jesús en el medio, seis discípulos a la izquierda y seis a la derecha.—Todos son hombres —dijo al fin.
—¿Ah, sí? ¿Y qué me dice del que está sentado en el puesto de honor, a la
derecha del Señor?
Sophie se fijó en aquella figura, observándola con detenimiento. Al estudiar el
rostro y el cuerpo, le recorrió una oleada de desconcierto. Aquella persona tenía
una larga cabellera pelirroja, unas delicadas manos entrelazadas y la curva de
unos senos. Era, sin duda… una mujer.
—¡Es una mujer! —exclamó.
Teabing se reía.
—Sorpresa, sorpresa. Créame, no es un error. Leonardo sabía pintar muy
bien y diferenciaba perfectamente entre hombres y mujeres.
Sophie no podía apartar la vista de aquella mujer sentada junto a Cristo. « En
la última cena se supone que había trece hombres. ¿Quién es entonces esa
mujer?» . Aunque había visto muchas veces aquella pintura, nunca le había
llamado la atención aquella evidente disonancia.
—Nadie se fija —dijo Teabing—. Nuestras ideas preconcebidas de esta
escena son tan fuertes que nos vendan los ojos y nuestra mente suprime la
incongruencia.
—Es un fenómeno conocido como escotoma —añadió Langdon—. El
cerebro lo hace a veces con símbolos poderosos.
—Otra razón por la que tal vez se le ha pasado por alto esta mujer —
comentó sir Leigh— es que muchas de las fotografías que aparecen en los libros
de texto se tomaron antes de 1954, cuando aún había muchos detalles ocultos tras capas de suciedad y de pintura procedente de restauraciones de dudosa calidad, realizadas por manos torpes en el siglo XVI. Ahora, por fin, el fresco ha vuelto a verse como lo pintó Leonardo, y se ha dejado sólo la capa de pintura que él empleó. Et voilá!
Sophie se acercó más a la imagen. La mujer a la derecha de Jesús era joven
y de aspecto puro, con un rostro discreto, un hermoso pelo rojizo y las manos
entrelazadas con gesto sereno. « ¿Y esta es la mujer capaz de destruir ella sola la Iglesia?» .
—¿Y quién es? —preguntó.
—Esa, querida, es María Magdalena.
—¿La prostituta?
A Teabing se le cortó la respiración, como si aquella palabra le hubiera insultado personalmente.
—Magdalena no era eso que dice. Esa desgraciada idea errónea es el legado
de una campaña de desprestigio lanzada por la Iglesia en su primera época. Le
hacía falta difamar a María Magdalena para poder ocultar su peligroso secreto:
su papel como Santo Grial.
—¿Su papel?

—Como he dicho —aclaró Teabing—, la Iglesia primitiva necesitaba
convencer al mundo de que Jesús, el profeta mortal, era un ser divino. Por tanto,
todos los evangelios que describieran los aspectos « terrenales» de su vida debían omitirse en la Biblia. Por desgracia para aquellos primeros compiladores, había un aspecto «terrenal» especialmente recurrente en los evangelios: María
Magdalena. —Hizo una pausa—. Y, más concretamente, su matrimonio con
Jesús.
—¿Cómo dice? —Sophie miró un instante a Langdon.
—Está documentado históricamente. Y no hay duda de que Leonardo tenía
conocimiento de ello. En La última cena prácticamente le está gritando al mundo que Jesús y Magdalena son pareja.
Sophie volvió a concentrarse en la reproducción del fresco.
—Fíjese en que uno va vestido casi como reflejo perfecto del otro. —Teabing
le señaló a las dos figuras del centro de la obra.
Sophie estaba fascinada. Sí. Las ropas tenían los colores invertidos. Jesús
llevaba la túnica roja y la capa azul, mientras María Magdalena llevaba una
túnica azul y una capa roja. « El Yin y el Yang» .
—Y si vamos ya a matices más sutiles —añadió Teabing—, vea que Jesús y
su esposa aparecen unidos por la cadera e inclinados en direcciones opuestas,
como si quisieran crear claramente un espacio negativo entre ellos.
Incluso antes de que sir Leigh le dibujara aquel contorno con el dedo sobre la
pintura, Sophie la vio, la inequívoca forma de aquella en el punto focal de la obra.
Era el mismo símbolo que Langdon le había dibujado antes como expresión del
Grial, del cáliz y del vientre femenino.
—Finalmente —prosiguió Teabing—, si ve a Jesús y a Magdalena como
elementos de la composición más que como personas, verá que se le aparece
otra figura bastante obvia. —Hizo una pausa—. Una letra del abecedario.
Sophie la vio al momento. En realidad, de pronto era como si ya no viera
nada más. Ahí, destacada en el centro de la pintura, surgía el trazo de una
enorme y perfecta letra M.
—Demasiada coincidencia, ¿no le parece? —preguntó Teabing. Sophie estaba
maravillada.
—¿Y qué hace ahí?
Sir Leigh se encogió de hombros.
—Los teóricos de las conspiraciones dicen que es la M de matrimonio o de
María Magdalena, pero para serle sincero, nadie lo sabe a ciencia cierta. Hay
innumerables obras relacionadas con el Santo Grial que contienen esa misma
letra oculta de un modo u otro, y a sea en filigranas, en pinturas ocultas debajo de otras o en alusiones compositivas. La más descarada, claro, es la que hay
grabada en el altar de Nuestra Señora de París, en Londres, diseñada por un
anterior Gran Maestre del Priorato de Sión, Jean Cocteau.

Sophie sopesó la información.—Reconozco que lo de la M oculta es intrigante, pero supongo que nadie lo pone como prueba de que Jesús y María Magdalena estaban casados.—No, no —respondió Teabing acercándose a una mesa llena de libros—.Como y a le he dicho antes, ese matrimonio está documentado en la historia. —Empezó a rebuscar entre los volúmenes—. Es más, que Jesús fuera un hombre casado es mucho más lógico. Lo que es raro es la visión bíblica que tenemos de él como soltero.—¿Por qué? —preguntó Sophie.—Porque Jesús era judío —dijo Langdon, adelantándose a Teabing, que seguía sin encontrar el libro que buscaba—, y las pautas sociales durante aquella época prácticamente prohibían que un hombre judío fuera soltero. Según la tradición hebrea, el celibato era censurable y era responsabilidad del padre buscarle una esposa adecuada a sus hijos. Si Jesús no hubiera estado casado, al menos alguno de los evangelios lo habría mencionado o habría ofrecido alguna explicación a aquella soltería excepcional. Teabing dio finalmente con un ejemplar enorme. Tenía las cubiertas de piel y era de gran tamaño, como uno de esos grandes atlas. En la tapa se leía el título:Los Evangelios Gnósticos. Lo abrió y Langdon y Sophie se acercaron a él para verlo mejor. Sophie veía que contenía fotografías de lo que parecían ser pasajes ampliados de documentos antiguos, papiros deteriorados con textos manuscritos.No reconocía la lengua en que estaban escritos, pero en las páginas de la izquierda estaban impresas las traducciones.—Son las copias de los rollos de Nag Hammadi y del Mar Muerto de los que hablaba antes. Los primeros documentos del cristianismo. Curiosamente, no coinciden con los evangelios de la Biblia. —Fue pasando hojas y, más o menos hacia la mitad del libro, señaló un párrafo—. El evangelio de Felipe es siempre un buen punto de arranque. Sophie lo leyó:Y la compañera del Salvador es María Magdalena. Cristo la amaba más que a todos sus discípulos y solía besarla en la boca. El resto de discípulos se mostraban ofendidos por ellos y le expresaban su desaprobación. Le decían: ¿Por qué la amas más que a todos nosotros?Aquellas palabras sorprendieron a Sophie, pero aun así no le parecieron concluyentes.—Aquí no dice nada de que estuvieran casados.—Au contraire —discrepó Teabing, sonriendo y señalándole la primera línea—. Como le diría cualquier estudioso del arameo, la palabra « compañera» , en esa época, significaba literalmente « esposa» . Langdon hizo un gesto con la cabeza en señal de asentimiento. Sophie volvió a leer aquella primera línea. « Y la compañera del Salvador es María Magdalena» .Teabing pasó más páginas y le señaló otros párrafos en los que, para sorpresa de Sophie, se daba a entender de manera clara que Magdalena y Jesús mantenían una relación sentimental. Mientras los leía, recordó a un airado sacerdote que en una ocasión había aparecido en casa de su abuelo y se había puesto a aporrear la puerta.—¿Vive aquí Jacques Sauniére? —le había preguntado, mirándola desde las alturas cuando le abrió la puerta—. Quiero hablar con él sobre el artículo que ha escrito. —El sacerdote blandía un periódico. Sophie fue a buscar a su abuelo y los dos hombres desaparecieron tras la puerta del estudio. « ¿Mi abuelo ha escrito algo en el periódico?» . Sophie se fue corriendo a la cocina y empezó a hojear el diario matutino. Encontró el nombre de su abuelo en un artículo de la segunda página. Lo leyó. No lo entendió todo, pero parecía que el gobierno francés, accediendo a las presiones de los curas, había aceptado prohibir la exhibición de una película americana llamada La última tentación de Cristo, en la que Jesús tenía relaciones sexuales con una señora llamada María Magdalena. Y su abuelo decía que la Iglesia se equivocaba y se mostraba arrogante al prohibir aquella película.« No me extraña que el cura se hay a puesto así» , pensó Sophie.—¡Es pornografía! ¡Sacrilegio! —gritaba el sacerdote desde la puerta del estudio, que había abierto, justo antes de salir como un ciclón hacia el vestíbulo—. ¿Cómo puede defender una cosa así? Ese americano, Martin Scorsese, es un blasfemo, y la Iglesia no le cederá ningún púlpito en Francia.El cura salió dando un portazo.Cuando su abuelo entró en la cocina, vio a Sophie con el periódico en las manos y arrugó la frente.—Qué rápida eres.—¿Tú crees que Jesucristo tenía novia? —le preguntó.—No, cielo. Lo que yo digo es que la Iglesia no debería decirnos las ideas que podemos tener y las que no.—¿Tenía novia?Su abuelo se quedó en silencio unos instantes.—¿Sería tan malo que la hubiera tenido? Sophie se quedó un momento pensativa.—A mí no me importaría.Sir Leigh Teabing seguía hablando.—No quiero aburrirla con las incontables referencias a la unión de Jesús y Magdalena. Eso y a lo han explorado ad nauseam los historiadores modernos. Sin embargo, sí quiero señalarle algo. —Buscó otro párrafo—. Esto es del evangelio de María Magdalena.
Sophie desconocía que existiera un evangelio con las palabras de María
Magdalena. Leyó el texto:
Y Pedro dijo: «¿Ha hablado el Salvador con una mujer sin nuestro
conocimiento? ¿Debemos darnos todos la vuelta y escucharla? ¿La
prefiere a nosotros?».
Y Levi respondió: «Pedro, siempre has sido muy impetuoso. Ahora te
veo combatiendo contra la mujer como contra un adversario. Si el
Salvador la ha hecho digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Seguro que el
Salvador la conoce muy bien. Por eso la amaba más que a nosotros».
—La mujer de la que hablan —aclaró Teabing—, es María Magdalena.
Pedro sentía celos de ella.
—¿Porque Jesús la prefería?
—No sólo por eso. La cosa iba mucho más allá del mero afecto. En ese
pasaje de los evangelios, Jesús intuye que pronto lo capturarán y lo crucificarán.
Y le da a María Magdalena instrucciones para que ponga en marcha la Iglesia
una vez Él ya no esté. En consecuencia, Pedro expresa su descontento por tener
que ser el segundón de una mujer. Me atrevería a decir que Pedro era un poco
machista.
Sophie intentaba no perderse.
—Están hablando de San Pedro. La piedra sobre la que Jesús construyó Su
Iglesia.
—El mismo, salvo por un detalle. Según estos evangelios no manipulados, no
fue a Pedro a quien Jesús encomendó crear la Iglesia cristiana. Fue a María
Magdalena.
Sophie se lo quedó mirando.
—¿Me está diciendo que la Iglesia debía ser dirigida por una mujer?
—Sí, ese era el plan. Jesús fue el primer feminista. Pretendía que el futuro de
Su Iglesia estuviera en manos de María Magdalena.
—Y a Pedro no le hacía demasiada gracia —intervino Langdon, señalando
La última cena. Este de aquí es él. Se nota que Leonardo da Vinci era muy
consciente de lo que el apóstol sentía por María Magdalena.
Una vez más, Sophie se quedó muda. En la obra, Pedro se inclinaba con
ademán amenazador sobre María Magdalena y le ponía la mano en el cuello
como si fuera una cuchilla. ¡El mismo gesto de amenaza que en La Virgen de las
rocas!
—Y aquí también —comentó Langdon, señalando ahora al grupo de
discípulos que rodeaban a Pedro—. Un poco descarado, ¿no crees? Sophie
entornó los ojos y vio que de aquel grupo emergía una mano.

—¿Qué es lo que sujeta esa mano? ¿Una daga?—Sí, y lo que es todavía más raro es que si se cuentan los brazos, esa mano no es de nadie. Carece de cuerpo. Es anónima. Sophie empezaba a sentirse superada por todo aquello.—Lo siento, pero sigo sin ver de qué manera todo esto convierte a María Magdalena en el Santo Grial.—¡Ajá! —exclamó Teabing de nuevo—. Ahí está el problema. —Se acercó de nuevo a la mesa y levantó una especie de diagrama grande. Lo extendió delante de ella. Era una genealogía muy elaborada—. Son pocos los que saben que María Magdalena, además de ser la mano derecha de Jesús, y a era una mujer con poder. Sophie se fijó en el encabezamiento de aquel árbol genealógico.LA TRIBU DE BENJAMÍN—María Magdalena está aquí —dijo Teabing señalando un punto en la parte alta del árbol. Sophie mostró su sorpresa.—¿Pertenecía a la Casa de Benjamín?—Sin duda. María Magdalena descendía de reyes.—Pero yo siempre había creído que era pobre. Teabing negó con la cabeza.A Magdalena la hicieron pasar por ramera para eliminar las pruebas que demostraban sus poderosos lazos familiares.Una vez más miró a Langdon, y una vez más éste asintió sin decir nada.—Pero ¿qué había de importarle a la Iglesia primitiva que tuviera sangre real? El inglés sonrió.—Querida, no era su sangre lo que preocupaba a la Iglesia, sino su matrimonio con Jesús, que también descendía de reyes. Como sabrá, en el Evangelio según san Mateo se nos dice que Cristo pertenecía a la Casa de David, que era descendiente del rey Salomón, rey de los judíos. Al emparentar con la poderosa Casa de Benjamín, Jesús unía las dos líneas de sangre, creando una fuerte unión política capaz de reclamar legítimamente el trono y restaurar la línea sucesoria de los reyes tal como existía en tiempos de Salomón. Sophie intuyó que por fin estaba llegando al quid de la cuestión. Teabing parecía muy alterado.—La leyenda del Santo Grial es una leyenda sobre la sangre real.Cuando se dice que el Grial es « el cáliz que contenía la sangre de Cristo» …se está hablando, en realidad, de María Magdalena, del vientre femenino que perpetuaba la sangre real de Cristo.

Las palabras parecieron resonar con un eco por el antiguo salón de baile antes de que Sophie captara totalmente su significado. « ¿María Magdalena perpetuaba la sangre real de Cristo?» . —Pero ¿cómo iba a perpetuarse Jesús, a menos que…? Se detuvo y observó a Langdon. Langdon sonrió.—Amenos que tuvieran un hijo. Sophie se quedó helada.—Ya ve —dijo Teabing—. La verdad mejor disimulada de toda la historia dela humanidad. Jesús no sólo estaba casado, sino que era padre. Y, querida mía, María Magdalena era el Santo Receptáculo. Era el cáliz que contenía la sangre real de Jesús. Era el vientre que perpetuaba el linaje, y el vino que garantizaba la continuidad del fruto sagrado. Sophie notó que se le ponía la carne de gallina.—Pero ¿cómo se puede mantener oculto tantos años un secreto tan importante?—¡Por Dios! —dijo Teabing—. Oculto precisamente no ha estado. La perpetuación de la sangre de Cristo ha sido el origen de la leyenda más duradera de todos los tiempos: la del Santo Grial. Desde hace siglos, la historia de María Magdalena se ha gritado a los cuatro vientos en todo tipo de metáforas y en todos los idiomas posibles. A poco que se tengan los ojos abiertos, se ve por todas partes.—¿Y los documentos del Sangreal? —preguntó Sophie—. ¿Contienen la prueba de que Jesús tenía sangre real?—Sí.—Entonces, ¿toda la leyenda del Santo Grial es en realidad sobre la sangre real de Cristo?—Y bastante al pie de la letra, además. La palabra Sangreal puede descomponerse, como se hace habitualmente, para formar las palabras San Greal. Pero en su forma más antigua la división se hacía de otro modo. Teabing cogió un trozo de papel, escribió algo y se lo entregó. Sang RealSang Real significaba, literalmente, Sangre Real.«

Ahora toca reflexionar un poco sobre lo que acabamos de leer.

Si os pica un poco la curiosidad de cómo se puede realizar una obra como ésta, echad un vistazo a éste episodio de la serie «Leonardo» en rtve play, comienzan a pintar sobre el minuto 21 y 30″

Enlace a la imagen en alta resolución (fuente: wikipedia)

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Chérigan cómic 2022

Primer encuentro de cómic en Almería!

Tienen un programa de lo más completo, este fin de semana en LA ESCUELA DE ARTE DE ALMERÍA.

Juegos de mesa, videojuegos, concurso de cómics, merchandising y, por supuesto, reconocidos autores como Sergio Bleda, Xian Nu Studio y Werner Sánchez, que impartirán una máster class, con firmas, muestras de su obra y muchas ganas de vivir este encuentro!

El elenco del Chérigan cómic 2022

Los cursos son gratuitos, pero de plazas limitadas!

Más información en https://www.editorialdiablocomics.com/cherigan-comic/

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Concurso Dibujo y Pintura

Buenas noticias!

El Ayuntamiento de Roquetas de Mar convoca en concurso de dibujo y pintura «Ilustraciones de obras literarias del Sigle de Oro».

Tenéis de plazo hasta el 18 de abril para presentar vuestros trabajos!

Os dejo las bases para participar. Atentos, porque si no se cumplen os pueden descalificar.

Si todavía no has leído las bases es porque quizás no sabes que hay premios:

Primer premio: 300 €

Segundo premio: 250 €

Tercer premio: 200 €

Accésit del municipio: 150 €

Para más información, mira las bases o ponte en contacto con el ayuntamiento tallerdepintura@aytoroquetas.org o en el teléfono 680 59 62 86

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Dibujo Técnico // Technical drawing

1. DIBUJO TÉCNICO: TRAZADOS GEOMÉTRICOS.//
1. TECHNICAL DRAWING: GEOMETRIC DRAWINGS

1.1. ÚTILES Y MATERIALES DE DIBUJO TÉCNICO:
1.1. USEFUL AND TECHNICAL DRAWING MATERIALS:

FORMATOS NORMALIZADOS DE PAPEL:
En el dibujo técnico el tamaño del papel está establecido por una norma internacional. A partir de un rectángulo de papel de 1m2 de superficie (llamado formato A0), se obtienen el resto de tamaños, dividiendo el papel por la mitad. Así pues, un A4 es la mitad de un A3, por ejemplo.

NORMALIZED PAPER FORMATS:
In technical drawing the paper size is established by an international standard. From a paper rectangle of 1m2 of surface (called A0 format), the other sizes are obtained, dividing the paper in half.  For instance, an A4 is half size of an A3 format.

formatos
LÁPIZ DE GRAFITO: Sigue leyendo «Dibujo Técnico // Technical drawing»

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Pendientes de 1º por EV

Láminas para el alumnado con EPVA pendiente de 1º

1ª Evaluación

2ª Evaluación

3ª Evaluación